Golpe, Memoria y el camino que aún nos queda por recorrer

Pablo PonzaA

Por: Pablo Ponza, egresado de la ECI

La Escuela de Ciencias de la Información tiene 29 alumnos desaparecidos, y entre ellos se encuentra mi padre: Ernesto Ponza; “El Gordo”, como lo llamaban sus amigos más cercanos. Ernesto era un joven idealista que además de padre fue hijo y hermano, y amigo y compañero de otros miles de jóvenes idealistas que hoy no pueden estar entre nosotros.

Pero hoy no quiero hacer el epitafio de una foto estática, congelada para siempre en el tiempo. Hoy quiero HACER FLORES DE LAS PENAS y recordarlo más bien destacando cómo los DESAPARECIDOS se nos APARECEN para indicarnos no sólo de dónde venimos, sino especialmente el camino que aún nos queda por recorrer.

El Golpe de Estado de 1976 fue un golpe cívico y militar. Si bien el secuestro, detención ilegal, tortura, desaparición y asesinato de miles de personas fue planificado y ejecutado por las Fuerzas Armadas; diversos estamentos de la sociedad ofrecieron apoyo a los genocidas. Buena parte de la dirigencia política tradicional perpetró un silencio cómplice; el sindicalismo corrupto y genuflexo proporcionó listas de delegados combativos; la jerarquía eclesiástica bendijo crímenes aberrantes; cientos de funcionarios y jueces del poder judicial (muchos de los cuales siguen en sus cargos demorando el avance de los juicios) accionaron u omitieron en beneficio de una Dictadura que buscó des-humanizar a sus víctimas e intentó aterrorizar y dividir a la sociedad en su conjunto.

Hoy, 37 años después del fatídico Golpe, parece que las tareas no se reducen sino que se amplían y diversifican. Por un lado, al intento de superar la herencia devastadora de la muerte y transformar el horror en memoria, se suma la necesidad de consolidar los avances mediante el procesamiento judicial de todos los responsables de tanto sufrimiento. Pero por otro, el paradigma de la democracia y los Derechos Humanos -además de actuar frente a los crímenes de Lesa Humanidad- nos exige actualizar nuestro horizonte de reivindicaciones ambicionando nuevas metas. Por ejemplo, conseguir una distribución más equitativa de la riqueza, forjar una democracia más amplia e inclusiva, renovar y democratizar el poder judicial, hacer más plurales los medios de comunicación, reconocer los derechos de los pueblos originarios, establecer las bases de una industria ecológica y sustentable, visibilizar a las minorías olvidadas o violentadas, entre muchas otras.

Por eso hoy los DESAPARECIDOS se nos APARECEN para recordarnos que NUNCA MÁS nadie ha de atravesar los límites de la vida para alcanzar objetivos políticos, pero también para indicar el largo camino que aún nos queda por recorrer.

A 37 años del Golpe: verdad, juicio y castigo a los genocidas y sus cómplices, aparición con vida de Jorge Julio López, restitución de la identidad de las niñas y niños apropiados. No olvidamos ni perdonamos sino que reclamamos justicia con todas las garantías que ofrece nuestra Constitución en un pleno estado de derecho. Por una Argentina con una democracia amplia e inclusiva: 30.000 compañeras y compañeros desaparecidos ¡PRESENTES! Ahora y siempre.

 

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